Bajo un sauce

Busqué un lugar donde sentarme y encontré un sauce llorón. Me escondí detrás de él, me senté y empecé a llorar. Lloré por no entrar en el conservatorio. Lloré por estar en pijolandia. Lloré por el dolor del tobillo. Lloré por tener estúpidos sueños. Lloré por ser patética.

Levanté la vista. Vi a una chica que sonreía y se sentó a mi lado. Me sonaba su cara.
-Yo lo llamo putada.-le dije entre sollozos.-¿Compartimos cuarto?

-Yo soy Aye. Bailaba en pasado, como me he jodido el tobillo no puedo presentarme a las pruebas del conservatorio.-al recordarlo me puse a llorar con más intensidad.

-Da igual. Pasado mañana son las pruebas y no puedo practicar, además le he dicho a mi madre que cancele los billetes.-le dije mientras intentaba calmarme.- Je ne vaux pas pour rien

Me reí.
-Siempre que me he intentado presentar ha pasado algo.-la dije.-Llevo desde los doce intentándolo. Me prometí que sería la última vez. Soy patética.-sonreí.-¿Cantas, bailas, actúas?

-Yo antes también patinaba, pero me obligaron a escoger.-mencioné algo apática.

-Por lo menos tienes casa.
Dije bajando la mirada.

-Me he cambiado de colegio hasta en mitad de curso.-dije.-había días que tenía miedo de volver a casa por si se habían mudado sin mí. Además está lo de mi padre.

-Es algo duro de contar. Nunca se lo he contado a nadie.-le dije.-¿Quieres oirlo?

-El cabrón de mi padre es un jodido borracho.-le dije.-Un día salí con una minifalda, como no estaba borracho. Me dijo que así no salía. Abrí la puerta de casa y el me pegó un bofetón. Me dijo que era una puta. Le respondí que ya estaría acostumbrado. Me dijo que él me enseñaría a ser puta y me intentó violar. Llegó mi madre antes de que hiciese algo grave.-le dije mientras me resbalaban lágrimas sigilosas.

-No pasa nada, ocurrió hace dos años, pero mi madre no se atrevió a divorciarse hasta hace unos meses.-le dije con la voz algo ahogada.-¿Qué pasó con tus padres? Si me lo quieres contar, claro.

-Siento lo de tu hermano y lo de tu padre.-le dije.-Mi padre se iba de putas, así que te entiendo con lo de tu madre.

ME deshice de su abrazo.
-Me voy, tengo frío.-la dije.-Si necesitas desahogarte ven a buscarme.
Me deslicé entre las ramas del árbol apoyándome en el palo de madera y desaparecí.