mi llegada(Pierre)

Acababa de llegar a la Academia Village Leadership. Iba con mis maletas sin saber hacia donde dirigirme. Entonces me crucé con un chico y decidí preguntarle.
-Perdona, acabo de llegar. ¿Sabes donde está el despacho del director?-

-si, por saber se donde esta- la miré- ya como llegar es otra cosa-

Me quedé mirandolo sin saber si era un profesor o un alumno.
-Bueno, pues ¿donde está mas o menos?-le pregunté.

-Vamos a ver, te lo diría pero es que el director nunca esta en el despacho, ¿te puedo ayudar en algo?-

-Sí, como te he dicho antes, acabo de llegar y aún no sé en que habitación y clase me han asignado, y necesito dejar esto.- dije señalando mis pesadas maletas.

-Yo se donde están los dormitorios, si quieres te acompaño, y te ayudo con las maletas-

Sonrei.
-Gracias.-le dije mientras cogia la maleta más pesada para no ser mucha molestia con dificultad.- Tu dirás. - miré alrededor, hacia aquel grande edificio que ahora iba a ser mi escuela.

Le cogí la maleta que llevaba en la mano.

-No voy a dejar que lleves tu la más pesada, no lo veo de buena educación- ande un poco- por aquí-

Cogió la maleta pesada de mi mano. Sonrei timidamente.
-Gracias otra vez.-le dije mientras cogia la otra maleta y le seguia caminando.- Em...¿eres profesor?

-Si, Pierre, música, teatro, y plásticas- sonreí

Le devolvi la sonrisa.
-Yo soy Lylian. Vaya buenas asignaturas, aunque mi preferida es literatura.- le dije.

-Esa la da Virginia, creo, que junto matemáticas-

-Virginia... ya la conoceré. ¿Y teneis pensado hacer alguna obra de teatro?

-Romeo & Juliet, el amor perfecto entres dos amantes-

-Me encanta esa obra, me la he leido varias veces. Es realmente preciosa.
Se ríe de las heridas quien no las ha sufrido.
Pero, alto. ¿Qué luz alumbra esa ventana?
Es el oriente, y Julieta, el sol.
Sal, bello sol, y mata a la luna envidiosa,
que está enferma y pálida de pena
porque tú, que la sirves, eres más hermoso.
Si es tan envidiosa, no seas su sirviente.
Su ropa de vestal es de un verde apagado
que sólo llevan los bobos ¡Tírala!

Pronuncié uno de los versos de la obra y sonrei timidamente.

Seguí por donde ella lo dejo.

-¡Ah, es mi dama, es mi amor!
¡Ojalá lo supiera!
Mueve los labios, mas no habla. No importa:
hablan sus ojos; voy a responderles.
¡Qué presuntuoso! No me habla a mí.
Dos de las estrellas más hermosas del cielo
tenían que ausentarse y han rogado a sus ojos
que brillen en su puesto hasta que vuelvan.
¿Y si ojos se cambiasen con estrellas?
El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse,
como la luz del día a una lámpara; y sus ojos
lucirían en el cielo tan brillantes
que, al no haber noche, cantarían las aves.
¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano!
¡Ah, quién fuera el guante de esa mano
por tocarle la mejilla!

Sonrei ampliamente.
-Cuando la representeis, iré a verla sin dudarlo.

-¿Y por qué no participas?-

-Es que nunca he actuado, leo obras pero no he llegado a representar...-

-bueno, allá tu. Pero nunca es tarde para empezar-

-Bueno me lo pensaré pero no te aseguro nada.- sonrei.

-Si será divertido, imagínatelo- dije sonriendo- un escenario. y haciendo de una persona que no eres tu, lo mejor del mundo-

Sonrei ante su pasión por lo que decia.
-Si tiene que ser fantastico... ¿Me dirás cuando y donde seran las pruebas por si acaso voy?

-Tranquila en clase lo diré-

-Vale.- miré hacia delante donde estaba la puerta de aquel gran edificio.