Explorando entre los pasillos.

El silencio era tan denso que podía oir sus propios pasos, aún que no hiciese gran ruido. Paseó por los interminables pasillos e irónicamente empezó a sentirse agobiada, completamente sola en una biblioteca tan grande. Mientras seguía caminando, de reojo vio una figura sentada en una mesa. Paró en seco y miró por segunda vez a la chica tecleando en el portátil.
- Hola - saludó, acercándose - ¿Te importa? - preguntó, señalando la mesa.

No, claro que no. Hola Blair ¿aun me recuerdas, no? -Dije riendo.

Dejó la pila de libros en la mesa y esbozó una leve sonrisa.
- Claro, Kath - se sentó enfrente de ella y le miró - Es una tontería, pero estar sola en esta biblioteca me produce escalofríos - rió entre dientes, consciente de que no tenía sentido.

Bueno, es extraño. No es muy agradable que quede un largo pasilo detras de ti -Sonreí- Bueno, me gustaria preguntarte.. Como has acabado aqui? Cual es tu historia?

Cogió un mechón de pelo y empezó a enrollarlo ya desenrrollarlo entre sus dedos, recostándose en la silla y desviando la mirada hascia las estanterías repletas de libros.
- No tuve mucha suerte en las academias anteriores. Bueno, no es así exactamente - sonrió de lado y continuó - Me metí en líos. Cigarros mal apagados, tuberías rajadas, cosas de ese estilo. Y bueno, mi padre me dio por perdida hasta que oyó hablar de Leadership. Que era una academia que había cambiaba a la gente, que salían reformados. Bla-bla-bla - fijó su mirada en Kath - Es mi última oportunidad de salir adelante por mí misma, aunque no me haga mucha gracia estar aislada en medio de una colina - arrugó la nariz, haciendo una mueca.
- Y bien, ¿tú venías de África, verdad? ¿A que es debido el cambio? - preguntó, apoyando los codos en la misa y mirándola con interés.

Bueno, vine aqui porque mi padre no quiso aceptar para si mismo una suma de dinero de parte de la familia de mi madre. Queria que solo nos ayudase a mí y a mi hermano. No encontro otra solución, pero sabia que le costaria muchisimo que aceptasemos nosotros. Eso es solo el final, pero es lo que dire por ahora. No me gusta hablar mucho tiempo -Dije con una risa, que tal vez sono algo melancólica.

- Hum, te entiendo, a mí tampoco me gusta. Pero tendrás que repetir la misma historia una y otra vez. La gente es terriblemente cotilla - sonrió y cogió uno de los libros - No te molesto más, yo también tengo trabajo. Comenzando por librarme del maldito acento.