Lejos de casa... (Libre)

Vale, academia. Mentalizarse era lo primero que tenía que hacer. Palpé mis bolsillos para ver si llevaba todo lo que me habían pasado. ¡Milagro!" Seguía en su sitio... Bueno, milagro no. Cosa de mis padres, porque no me dejaban fumar en casa, ni en el coche... Suspiré, hay que ver, ¿Tanto les molestaba tener un hijo fichado? Pues vaya planazo.

Empecé a caminar rumbo al edificio, no tenía planeado encontrarme con nadie...

Miré a la chica. Estaba algo desconcertado, ya no era la chica de cabellos castaños, bajita y tímida. Joder, como estaba.
- ¿Ari? -pregunté frotandome la nuca.

Estaba algo confuso, hacía tanto que no la veía...

Vaya, Ari...
La agarré de la cintura y sonreí.
-Pues, mis padres-comenté.-Pero, no pensaba que me encontraría con un ángel.

-Ey-me quejé.-No me deja trastornao-le di un beso en la frente.-Y tú eres el ángel idiota.

¿Qué dejase la María? Si claro, lo que me faltaba.

-Sí-asentí riendome.-Claro que eres un ángel idiota, anda que no saberlo-le saqué la lengua divertido.

Le agarré del brazo.
-Vale, vale-sonreí.-No eres idiota, ¿está bien así?

La abracé de nuevo.
-Me alegro tanto de que estes por aquí-dije.

-Sigue soñando-dije mirándola fijamente.-Despues de la paliza que me metió Jacob, dudo que vuelva a venderte.

-Es que, entonces tu hermano me mata-dije sonriendo.-No quiero otra paliza gratis...

-La recuperación duró dos meses-me hice el ofendido.-Pero como a ti te mandaron fuera...

-... Se me cayó por un barranco-inventé.-Además, eso no viene a cuento, ni un e-mail...

- ¿Eres monja? -pregunté fingiendo asombro.-Después de que tu hermano me diese una paliza... ¿Tenía que dar yo el primer paso?

-Mira, ¿sabes qué? -dije.-Paso de discutir, dejemos esto como si nunca hubiese pasado, yo no te he vendido nada eh